Dice Mariano Rajoy, usando una frase que los socialistas llevamos años usando, que "no somos lo mismo", y que los españoles "no pueden dejar que gobernemos quienes estuvimos a punto de quebrar España".
Siempre me ha asombrado la capacidad que tiene la derecha, que representa a la minoría poderosa, a la que no quiere que nada cambie, a la que vive bien en su zona de confort y necesita que no cambie el status quo social de desigualdad, para hacerse a través de la demagogia, la exacerbación, el engaño, el victimismo, en un partido de masas capaz de disputar la hegemonía al partido de la consecución de derechos y bienestar, de la igualdad de oportunidades, que no deja a nadie atrás y que defiende y representa a quienes le votan y a quienes no le votan, a esa mayoría social del 90% de la sociedad a quien influyen positivamente sus políticas, como es el Partido Socialista.
Por si esto fuera poco, en un momento de bajón electoral, han sido capaces a través de sus medios de comunicación de dividir a la izquierda, y lo que en otro momento de la historia sería una clara victoria del PSOE frente a un PP incapaz de demostrar que sólo lleva dentro ideología neoliberal que incide en la baja calidad de derechos de las personas, esta victoria, que llegará, va a costar más. Y si cuesta más y nos da instituciones fracturadas, eso (y lo estamos viendo en Andalucía) sólo incidirá en la dificultad para llegar a acuerdos y por tanto, beneficiará, aunque haya mayorías de progreso, a quienes no quieren que nada cambie y viven en su zona de confort fruto de la desigualdad.
Es decir, esa derecha que creó las condiciones de la crisis económica, la burbuja de la construcción en España, los mercados descontrolados a la acción política en Europa, se atreve a decir que quebramos España, porque claro, en el universo de la demagogia y la mentira, aprovechan una realidad: que estuvimos en el Gobierno, para hacernos creer que fue acción nuestra esa crisis económica.
Y es verdad que cometimos errores, que un gobierno socialista no adelantó las elecciones y cambió la constitución sin respaldo social. Pero lo cierto es que ese gobierno, aun con sus errores, mantuvo el país a flote en la peor crisis vivida, que mantuvo los derechos y las libertades, que evitó el rescate y sobre todo que en efecto, demostró aun en crisis y antes de la crisis, que no somos lo mismo.
Y es que me alegro mucho de no ser, como dice Rajoy, lo mismo. Me alegro de no ser lo mismo que quien privatiza o simplemente quita derechos, de quien los implanta, me alegro de no ser lo mismo que quien ataca a la mujer, que quien la defiende, me alegra no ser lo mismo que quien defiende los intereses de una minoría poderosa, a quien defiende y gobierna para el conjunto de las minorías no poderosas del país, que conforman esa gran mayoría social. Me alegra de militar en la herramienta política que tiene 136 años de historia y que nos ha enseñado a tener la suficiente humildad para reconocer errores, pero a su vez tiene la valentía de enfrentarse a los poderosos y decirle a la cara a la gente: este es el Partido que te va a defender, el Partido Socialista.
Eso queremos hacer en esta época política, como en todas las épocas políticas en los que el PSOE ha estado en el gobierno. Gobernar para la mayoría.
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