Interesante artículo de Florencio Dominguez en El Correo:
Hace quince días Juan José Ibarretxe dio por supuesto, en una rueda de prensa, que el Tribunal Constitucional le iba a aprobar
El anuncio de Ibarretxe es el mejor reflejo de ese adanismo que aplica tanto en el terreno de la política como en el ámbito jurídico; una actitud que se caracteriza por obrar sin tener en cuenta que existen cauces y procedimientos regulados por la ley, que no se puede hacer lo que se quiere en cualquier momento, ni aunque uno sea el presidente del Gobierno vasco.
El adanismo jurídico del Gobierno y el Parlamento vascos quedaron en evidencia en 1998 cuando acudieron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para denunciar la política de dispersión de los presos etarras aplicada por el Gobierno español. En el Tribunal se les informó de que las instituciones autonómicas no estaban habilitadas para presentar una denuncia contra el Estado del que formaban parte. La política penitenciaria podría haberla denunciado un etarra, aunque ninguno lo ha hecho nunca, u otro Estado, pero no el Parlamento vasco.
Esa falta de habilitación legal de las instituciones autonómicas parece que Ibarretxe la ha aprendido en esta ocasión y por eso anuncia que el recurso lo presentará a título particular. Se sobrentiende que pagado con su propio dinero. Pero, sin embargo, no ha aprendido otras cuestiones básicas para recurrir al Tribunal de Estrasburgo.
La primera de ellas, que tiene que agotar las instancias jurídicas nacionales antes de apelar al TEDH. Ni el ciudadano Juan José Ibarretxe ni sus compañeros de Gobierno pueden ir al Tribunal Europeo sin antes haber presentado una denuncia en un juzgado español. Y si en esta instancia no les dan la razón tendrían que recurrir a un tribunal superior, después al Supremo y, quizás también al Constitucional. Sólo cuando hayan realizado ese recorrido, dentro de cinco o seis años, el ciudadano Ibarretxe podría ir a Estrasburgo a probar suerte.
La segunda originalidad del ciudadano Ibarretxe es que ha anunciado que va a recurrir aunque no haya sentencia del Constitucional. Entonces ¿qué va a recurrir? El presidente del Gobierno vasco acaba de descubrir el recurso preventivo, aquel que se presenta por si acaso el tribunal no le da la razón. Siglos de historia del derecho le contemplan.
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