5 de noviembre de 2012

DECÁLOGO PARA UN PSE-EE DEL SIGLO XXI

Llevo casi un año sin escribir en el blog y la razón, tan de moda ahora decir lo contrario, no está en la falta de ideas, precisamente. He tenido un último año apasionante, lleno de trabajo, de proyectos, de ilusiones llevadas a cabo, y he descubierto lo que es no tener ni un minuto de inspiración para la reflexión personal, cuando estás tanto tiempo trabajando la colectiva.

En el mundo del blog (que no en el de Twitter), se podría decir que me he perdido el análisis de los resultados electorales del 20-N, las elecciones de Andalucía y Asturias, un Congreso Federal y sus congresillos y sus... cosillas previas y posteriores, la gestión de la crisis por parte del nuevo gobierno, los recortes de derechos, unas elecciones autonómicas...

Hoy quiero volver haciendo un análisis de lo que un partido como el Partido Socialista de Euskadi creo que tiene que cambiar para adaptarse a la realidad:

En primer lugar, y antes de comenzar con la lista, quiero empezar con un agradecimiento. En la última década, el PSE-EE ha conseguido los mejores resultados electorales de su historia en todas las elecciones habidas y por haber: municipales (2007), generales (2008), y autonómicas (2009). Esto fue fruto de un trabajo muy grande, hecho con, creo, los mismos 10 pilares que vengo a explicar a continuación, pilares que empezaron a desarrollarse en el año 2002. Por eso, antes de comenzar, creo que es justo agradecer aquellas personas que han hecho posible esto.

DECÁLOGO DE PROPUESTAS

  1. Políticas de izquierda: Tenemos que ser capaces de desarrollar un proyecto político, transversal, que acapare todos los espectros sociales, que se nos meta en el genoma socialista detrás de nuestros valores. Es decir, igual que tenemos unos valores tatuados en nuestro interior: la paz, la igualdad, la solidaridad, la justicia social, la sostenibilidad, etc., seamos capaces de enarbolar un proyecto político valiente pero sencillo de interiorizar no sólo por nosotros, sino por todas las personas con las que seamos capaces de interactuar.
  2. Proyecto de país: En Euskadi además de la política de izquierdas, es necesario tener un proyecto que se entienda, sobre cómo sería para los socialistas y los progresistas el mejor país. Frente a el nacionalismo independentista y el españolismo recentralizador, no podemos quedarnos en fuera de juego porque tenemos un proyecto que representa el equilibrio, que tiene su espacio político y que además estoy convencido que es lo mejor para el país. Diseñémoslo, interioricémoslo, y proclamémoslo a los cuatro vientos antes de que nos pille el toro.
  3. Organización: Es verdad que a veces nos centramos en lo orgánico demasiado y acto seguido decimos que no es lo importante. Yo digo que si es importante. Pero si tenemos claro que todo lo orgánico, todo el debate de lo orgánico sólo puede servir para "vender" mejor lo político. Mejoremos el partido, el organigrama del partido de abajo arriba, de arriba abajo y en horizontal para poder “vender” mejor los dos primeros pilares.
  4. Adaptarse siempre, se gane o se pierda. Si algo nos ha enseñado esta derrota electoral, es que al partido, tanto en su vertiente política como en la orgánica, hace falta adaptarlo siempre, introducirle cambios siempre que lo adapten al contexto político en el que nos hallemos. Si esperamos a los tiempos de vacas flacas, si movemos los partidos sólo a base de derrotas, acabaremos moviéndonos sólo por impulsos y no siempre acertando. Los cambios equilibrados, hacen que estos cambios sean más racionalizados y por tanto, con menos riesgo a equivocarse.
  5. Partido útil: Es el objetivo de todo cambio. Convertir al partido en un partido útil, funcional, dinámico, transversal, en el que la jerarquía no esté reñida con la horizontalidad. Pero útil para la sociedad, útil para la ideología que representamos y por la que nos constituímos en partido político hace más de 125 años. Útil para la política y no para nosotros.
  6. Medir los tiempos, medir las ansias: Todo cambio, debe hacerse sin dramas, sin prisas, sin pausas, sin egos, sin poses. Si se decide un camino, no se improvisa sobre ese camino, aunque al principio parezca que no vale. Porque en política las estrategias son a medio plazo. Y si nos equivocamos, nos equivocamos todos, pero sobre el camino que diseñamos. Y para rediseñarlo, ya tendremos otro periodo congresual en el que hacerlo, pero no en el periodo entrecongresos.
  7. Perfil y liderazgos: Aprovechemos bien a todo el mundo en lo que cada uno vale. Porque valemos todo el mundo pero no todo el mundo vale para todo. Los liderazgos se deben formar a través de personas que sepan comunicar por todo el partido y que sean capaces de atraer filias hacia nuestro proyecto político que es el proyecto político de los socialistas, socialdemócratas, progresistas y gente de izquierdas del país. Pero el líder no es Dios, tiene un equipo de gente que vale para escribir, otros para organizar, otros para proponer ideas nuevas, otros… 
  8. Equilibrio: Los cambios en los partidos, a nivel personal, deben tener equilibrio. Ni se puede cambiar todo, ni todo debe permanecer igual. Nuevamente,  ni cuando se gana, ni cuando se pierde. Y el equilibrio tiene tres pilares: renovación, juventud y experiencia. Los tres. No uno, ni dos. Y observad (para mi es importante como Secretario General que quede claro) que ninguna de las palabras supone Juventudes Socialistas. Renovación, porque siempre es necesario renovar una parte del partido con gente que no ha tenido responsabilidades en ese nivel que se renueva, puede ser un maestro que lleva 40 años en la escuela, o un chaval de 35. Juventud, porque siempre es necesaria la savia nueva, para ir engrasando futuros liderazgos, pero también para conectar con las nuevas generaciones de votantes. Experiencia: gente que lleva mucho tiempo en política. Porque la política para nosotros es solución y no el problema. Y siendo coherentes con eso, la experiencia como en todo, pero en lo nuestro, en la política, es un grado y debe seguir siéndolo.
  9. Compartir, colaborar, cogestionar, corresponsabilizar: Corresponsabilicemonos de las derrotas, igual que lo hacemos de los éxitos. Compartamos responsabilidades, gestionemos las cosas con equipos. Creamonos que aunque haya un equipo directivo, todos somos útiles, los miniequipos sirven, las ideas fluyen y llegan. Colaboremos, creemos sinergias. Seamos un equipo y no un grupo. Un grupo de 10, hace el trabajo de 10 personas. Un equipo de 10, que colabora, cogestiona, se corresponsabiliza, comparte, puede llegar a hacer el trabajo de 15.
  10. Perspectiva: Por último veamos los problemas como una oportunidad. Los resultados están ahí. Los de ahora, pero los de hace cuatro años también. Si lo tenemos claro, si lo diseñamos claro, si lo llevamos a cabo, este partido no tiene límites.

Una de regalo: pero esta propuesta es para que NO cambie:

10+1.- Un pilar inamovible: La esencia de lo que somos. Fijaos si es importante cambiar con equilibrio, sin prisas pero también sin pausas, que por poder cambiar, en nombre de la democracia, se puede cambiar hasta el nombre. El partido no puede cometer el error de por querer cambiarlo todo, no es que cambie la esencia de lo que somos, sino que de la sensación que renuncia a lo que hemos sido y somos. Y eso no puede pasar. Lo que hemos sido, incluyendo nuestros errores, es lo que queremos seguir siendo: un partido humano, imperfecto, que se preocupa por un único objetivo: realizar acciones que nos encaminen a la mejora de la calidad de vida de la sociedad para con nuestra ideología y nuestros valores.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Alain veo que tienes iniciativa pero las ideas hay que convertirlas en realidad y en este momento el pse-ee tiene que recuperar la confianza perdida en favor de bildu.

Perfil

Bilbao, Vizcaya, Spain
Soy Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas y tengo estudios de Periodismo. He hecho teatro amateur 10 años. He grabado algunos cortos. Soy Formador en Comunicación. He sido tertuliano de la SER, Onda Vasca, Telebilbao y ETB. Escribo, leo, veo cine... Como se ve, mi vida tiene bastante que ver con la comunicación. Estoy dispuesto a abrirme al mundo. ¿Está el mundo preparado para recibirme a mi?