Ayer viví un momento de emoción universitaria. No penséis que me he licenciado. Eso creo que no pasará nunca (no porque sea tonto, sino porque odio la mitad de mi carrera y no tengo los huevos de dejarla después de cinco años).
El caso es que Mª Cruz, profesora de Pensamiento Político, dio la última clase de su vida. Y tengo que decir, que ha conseguido que le interese su asignatura no a mi, que soy un enfermo de esto, sino a toda la clase con sus explicaciones clarificadoras de todo el pensamiento político desde Maquiavelo hasta Keynes.
Ese es su gran mérito: Hacer interesante globalmente lo que sólo lo suele serlo para frikis como yo.
Y me da una pena terrible que se desprecie este talento en base a una jubilación que, como ella decía, la palabra proviene de júbilo, y sin embargo ella se jubila con poco júbilo. por lo tanto la jubilan.
Tuve la mala suerte, y de ahí mi emoción, que segun acabó la clase y se despidió de nosotros con una fuerza estóica, mientras yo le entregaba unos trabajos, la gente expontáneamente empezó a aplaudir y su fuerza se deshizo y empezó tímidamente a llorar. Solo me salió abrazarla para consolarla, aun sabiendo el ridículo que estaba haciendo.
Pero insisto, Mª Cruz, felicidades, porque puedes mirar atrás y estar contenta de lo que has conseguido. Porque has llegado profesionalmente a los corazones, pero sobre todo has abierto mentes. A pesar de que el mundo que has pintado, no es ni mucho menos de color de rosas.
El caso es que Mª Cruz, profesora de Pensamiento Político, dio la última clase de su vida. Y tengo que decir, que ha conseguido que le interese su asignatura no a mi, que soy un enfermo de esto, sino a toda la clase con sus explicaciones clarificadoras de todo el pensamiento político desde Maquiavelo hasta Keynes.
Ese es su gran mérito: Hacer interesante globalmente lo que sólo lo suele serlo para frikis como yo.
Y me da una pena terrible que se desprecie este talento en base a una jubilación que, como ella decía, la palabra proviene de júbilo, y sin embargo ella se jubila con poco júbilo. por lo tanto la jubilan.
Tuve la mala suerte, y de ahí mi emoción, que segun acabó la clase y se despidió de nosotros con una fuerza estóica, mientras yo le entregaba unos trabajos, la gente expontáneamente empezó a aplaudir y su fuerza se deshizo y empezó tímidamente a llorar. Solo me salió abrazarla para consolarla, aun sabiendo el ridículo que estaba haciendo.
Pero insisto, Mª Cruz, felicidades, porque puedes mirar atrás y estar contenta de lo que has conseguido. Porque has llegado profesionalmente a los corazones, pero sobre todo has abierto mentes. A pesar de que el mundo que has pintado, no es ni mucho menos de color de rosas.
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