No es un tipo que me caiga especialmente bien. Aunque siempre he reconocido, que dentro de su ideología, ha interpretado el papel que le ha tocado en cada momento. Así pues, creo que puede hacer un buen papel como Presidente del Congreso, aunque, de tanto interpretar un papel en el pasado, tendrá que ganarse a muchos en su nuevo trabajo. En cualquier caso, su discurso, es un buen principio, ya que está chapó:
"Señoras y señores diputados, en nombre de la Mesa agradezco la confianza que nos han otorgado sus señorías. El presidente de la Cámara también queda agradecido a cuantos escribieron su nombre en la papeleta, y motivado, para intentar ganar la confianza de quienes no pusieron su nombre en el papel.
El mejor modo, quizá, de agradecer la elección sea cumplir con rigor nuestro deber; y el deber del presidente empieza por serlo de todos, cualquiera que haya sido la confianza que le han otorgado. En atender con solicitud a todos por igual, especialmente a las minorías; en ser justo es en lo que comprometo el honor que hoy me otorgan.
Asumo la Presidencia del Congreso con respeto; respeto que me merece la soberanía nacional, cuyo titular es el pueblo español, aquí representado, y del que emanan todos los poderes del Estado. También asumo la Presidencia con respeto; el respeto de quien desconoce este oficio y que va a iniciar su aprendizaje sabiéndose un lego entre muchos expertos. Por ello les pido, y lo hago sinceramente, indulgencia con mis errores y ayuda, al menos, en los primeros tiempos.
No voy a consumir, ni la hora tampoco invita, tiempo en formular de manera detallada una declaración de principios. Digo, tan solo, que acompañaré a la Cámara en sus avatares sabiendo que aquí nadie es más que nadie. Que cada uno de nosotros tiene el mismo valor que su vecino o su adversario y que esa es la regla principal. El carné de un partido no añade nada a quien lo tiene, es la conducta de la persona la que honra o deshonra el carné que posee.
La diversidad y la diferencia entre nosotros, que existe y es evidente, claro, como entre los españoles es un hecho, pero la igualdad es el derecho; el derecho principal.
Permítanme que mis siguientes palabras sean de recuerdo para poner en valor la obra de los que nos precedieron. Me anima el ejemplo, entre otros, de mi inmediato antecesor, el presidente Marín, que tanto se ha esforzado por en su labor; y del presidente Landelino Lavilla, del que fui secretario cuarto y a quien recuerdo con afecto. Espero poder imitarle. Nuestra democracia se alarga por un tiempo que ya es prolongado. Durante ese tiempo un número relevante de diputados que aquí se sentaron y hablaron ya no están más que en nuestra memoria.
Hoy quiero recordarles a todos; nadie muere del todo mientras no se le olvida, y quiero hacerlo en la persona de don Gabriel Cisneros, uno de los padres de nuestra Constitución y ejemplo como parlamentario y como persona. Pero ya es largo tiempo de nuestra democracia, el más largo de nuestra historia; no nos ha privado de la suerte de poder contar con la experiencia viva de la mayoría de los que por aquí han pasado como diputados. La expresión más simbólica es el único diputado que lo ha sido en manera ininterrumpida desde 1977, don Alfonso Guerra, que tanto contribuyó al feliz alumbramiento de la libertad.
Señorías, yo no me atrevo a pedir que nuestra conducta sea ejemplar para la ciudadanía. Estimo más necesario pedir que seamos nosotros quienes tomemos ejemplo de la sociedad española; una sociedad con múltiple identidades, que es permisiva, que es solidaria y que es generosa. Imitemos a la sociedad que representamos; tratemos de igualarla en lo que tiene de tolerante, de respetuosa y de educada, que es mucho. Hagamos que esta Cámara cada vez se parezca más a los españoles y que ellos nunca tengan motivos para sentir rechazo de la conducta de sus diputados, de sus parlamentarios.
El tumulto nunca conduce al progreso, y no se me ocurre mejor camino para progresar que el de la moderación y la palabra: la palabra como única vía respetable para dirimir discrepancias. Termino reiterándoles la petición de ayuda para la Mesa y singularmente para quien desde hoy desea presidirles con humildad y con cercana amabilidad.
Tal y como ordena el Reglamento, declaro constituido el Congreso de los Diputados y hoy mismo se informará de ello a Su Majestad el Rey, al Senado y al Gobierno de la nación."
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