Nervioso tras un día de reflexión, me levanté a las siete de la mañana del día uno de marzo de 2009. Ese día estaba señalado por nosotros como el de “si, podemos”. Obama había ganado las elecciones de EEUU siendo un desconocido y transmitiendo serenidad y esperanza, España había ganado la Eurocopa con un gran juego, y yo creía que era posible llegar a Ajuria Enea.
Era una necesidad democrática, primero para abrir las puertas de una administración que tenía telarañas tras 30 años de gobierno, y por otro lado porque nos creemos que nuestra forma de gobierno, la socialdemócrata, es una buena forma de gobierno que también se la merece Euskadi.
Y con esa alegría llegaron las ocho de la mañana y entré en el colegio, como tantas veces, para ayudar entre los interventores y apoderados nuestros y del PNV, con los que tengo la suerte de llevarme absoluta y radicalmente bien, a los miembros de la mesa que, casi siempre, están asustados y sin saber muy bien qué hacer. Para eso estamos nosotros, para ayudar, y también para controlarnos unos a otros de que sólo queramos ayudar.
Empieza la jornada, tranquila pero con participación sin parones. La gente está contenta. Se respira la alegría de votar por la democracia, bien porque te cae muy bien uno, o bien por que te cae mal otro, bien porque crees en unas ideas por encima de quien las lidere, o bien porque crees simplemente en quien lidera unas ideas.
Y entonces viene un niño con su padre, pide introducir la papeleta, su padre se da media vuelta y el niño dice “Ibarretxe le cae muy bien a Aita”. El padre, rojo como un tomate dice “pero Patxi también”. Algo ha cambiado. Probablemente ese padre no haya cambiado su voto, haya votado a Ibarretxe, pero Patxi también está ahí.
Eso me dio una gran alegría, porque esa es la pregunta que se hicieron miles de nacionalistas esa noche. ¿Ser nacionalista es ser del PNV o de un partido nacionalista? ¿Patxi López puede defender con racionalidad también mis ideas junto con las suyas? Proporcionalmente la respuesta pudo ser 50% si, 50% no, o 40-60. Pero ahí había miles y miles de vascos y vascas planteándose lo que hasta ahora no todo el mundo se había planteado.
Llegaba la hora de comer. Mi Casa del Pueblo siempre tan atenta, con sus bocatas de tortilla y de jamón, para chupase los dedos. Yo si no me lo mandan, no me voy para casa ni me levanto. Pero Mariví, siempre tan atenta conmigo, desde que empecé en todo esto, me ofreció irme a tomar un café a la agrupación sobre las tres y media. Había tranquilidad, así que me fui.
Y ahí me encontré a Patxi López, con tranquilidad tensa, con nerviosismo tranquilo, con relativa calma pero cosquilleo. Tomamos el café unos cuantos amigos, los Joaquín, Eider, Alex, Bego, Patxi, Alain y alguno mas. Patxi se había hecho toda la ruta de la margen izquierda después de votar en Miribilla, y Bego se había hecho todo Bilbao. Confesiones inconfesables en esa comida. Alegría e ilusión, pero mucha responsabilidad, ocurriese lo que ocurriese.
La tarde fue igual que la mañana, o incluso más. Llegó la hora de cerrar el colegio, y todavía hubo que esperar porque había gente que quería votar. Esa es la fiesta de una democracia que no cesa, que gusta, que alegra, que esperanza, que queremos compartir y que compartimos, que genera ilusión y participación, que integra, que funciona, que es para sentirnos orgullosos.
Y tocó recuento. Como siempre desde que soy interventor, mi mesa gana. En el colegio también. Pero este año había habido una paliza de más de 100 votos de diferencia en mi mesa. Algo inaudito. Mi madre la que estamos a punto e liar. Vamos para la agrupación pero ya. En la agrupación primeros resultados y la gran sorpresa: no iba a ser tan fácil como parecía. Los partidos minoritarios se hunden, y eso provoca que el PNV remonte lo que estaba perdiendo de votos con nosotros. Sorpresa y bajón, mientras comíamos los pinchos habituales tras una jornada maratoniana. La diferencia era en ese momento de siete escaños. Estábamos con los ojos como platos.
Había que bajar al cuartel general. En Bilbao, la gente estaba nerviosa, tensa, porque uno arriba, uno abajo podía cambiar el destino de esta tierra que tanto amamos, a pesar de que algunos se contenten con creerse que no y ponerlo en duda.
Resultados finales, todo el mundo contento porque nos daba el resultado. Todo el mundo contento porque encima podíamos tener uno mas. Pero tengo que reconocer, que yo no estaba contento, y me daba cuenta que era el único. Las encuestas de una semana anterior, habían introducido el miedo en la sociedad mas nacionalista, y habían hecho votar por PNV, hasta tal punto que la diferencia era de 5-6 escaños. ¿Qué iba a pasar? Por un momento pensé que no nos atrevíamos.
Y en esto entró Patxi. Los medios de comunicación empujaban, eran cientos en una sala en la que ya éramos cientos, como nunca habíamos sido. Había gente que volvía después de años, alguna con buenos propósitos y otra que mejor me guardaré lo que pienso, salvo un pequeño ¿y tú donde habías estado hasta hoy?
Y entonces Patxi pronunció esas palabras que se transformaron en maravillosas para todo el mundo que, triste como yo o contento, pero en cualquier caso con dudas compartidas, estábamos ansiosos por escuchar. “Me siento legitimado para ser lehendakari”. Con esa voz, ruda, profunda, a la vez dulce, radiofónica, sensual, persuasiva, cariñosa, sincera, pronunció una sencilla frase que hizo que a todos nos pareciese que todo había merecido la pena.
El discurso no se si fue largo o corto porque me obnubilé. Yo creo que todos, estábamos con una mezcla de estado de éxtasis y levitación. Pero entonces se despidió, y se despidió con sorpresa.
Porque entonces vi el video y lloré. Lloré porque había estado ahí y eso quedaba para siempre. Y lloré por el esfuerzo, y lloré por lo que me pesaba la espalda, de miles y miles de socialistas que no sólo nos habían ayudado a conseguir lo conseguido, sino los miles de socialistas que lo habían intentado en el franquismo para conseguir la democracia, y durante los 30 años de democracia, que lo habían intentado una y otra vez, incansable y democráticamente.
Lloré porque me acordé de los que no podían verlo, aquellos que habían luchado por sus ideales pero que la edad no les había perdonado, aquellos que la desgracia de los malditos nos los había arrebatado, simplemente por pensar diferente y no podrían disfrutar de ese momento.
Lloré porque nos lo merecíamos, lloré porque se lo merecía Euskadi, lloré por haber luchado tantos años contra los elementos, contra la violencia, contra la amenaza, contra el mirarnos mal, contra las faltas de respeto continuas por poner en duda nuestra labor, nuestro patriotismo, nuestra identificación con lo que somos, personas de esta tierra.
Lloré porque había llegado el momento. Lloré porque mi obligación era llorar. Lloré porque quedaba mucho camino por recorrer, pero era un camino ilusionante, apasionante, un camino que estaba deseoso por vivir, lloré porque había mucha gente que había trabajado mucho más que yo. Lloré porque he conocido a personas con una capacidad de trabajo impresionante. Lloré porque Euskadi iba a estar en buenas manos, sin que eso significase que había estado en malas manos, simplemente en manos diferentes que ya era hora de rotar.
Lloré porque la esperanza había sido hasta ahora un suspiro, incandescente, pero un suspiro, que por primera vez se convertía en una llama que encendía corazones, con ansias por recorrer un mismo camino.
Lloré de agradecimiento a quienes nos habían acompañado durante tanto tiempo. Lloré porque los malos momentos nos hicieron mas fuertes, las discusiones, los gritos, las impotencias, las planificaciones, lo que salió mal, había merecido la pena porque nos había hecho mas fuertes. Lloré por los buenos momentos, porque los malos ya sólo eran una anécdota y ahora realmente sólo sentía algo por los buenos.
Lloré porque llorábamos todos. Llorábamos porque lo habíamos conseguido. Llorábamos porque aunque este texto está escrito en primera persona, es seguramente una descripción de sentimientos que compartimos hace justo un año. Llorábamos porque uno no es más que alguien más de un equipo que consiguió llegar no al final de camino, sino al comienzo de otro viaje.
Ese viaje que es un homenaje, a todos los que alguna vez lo han compartido.
Era una necesidad democrática, primero para abrir las puertas de una administración que tenía telarañas tras 30 años de gobierno, y por otro lado porque nos creemos que nuestra forma de gobierno, la socialdemócrata, es una buena forma de gobierno que también se la merece Euskadi.
Y con esa alegría llegaron las ocho de la mañana y entré en el colegio, como tantas veces, para ayudar entre los interventores y apoderados nuestros y del PNV, con los que tengo la suerte de llevarme absoluta y radicalmente bien, a los miembros de la mesa que, casi siempre, están asustados y sin saber muy bien qué hacer. Para eso estamos nosotros, para ayudar, y también para controlarnos unos a otros de que sólo queramos ayudar.
Empieza la jornada, tranquila pero con participación sin parones. La gente está contenta. Se respira la alegría de votar por la democracia, bien porque te cae muy bien uno, o bien por que te cae mal otro, bien porque crees en unas ideas por encima de quien las lidere, o bien porque crees simplemente en quien lidera unas ideas.
Y entonces viene un niño con su padre, pide introducir la papeleta, su padre se da media vuelta y el niño dice “Ibarretxe le cae muy bien a Aita”. El padre, rojo como un tomate dice “pero Patxi también”. Algo ha cambiado. Probablemente ese padre no haya cambiado su voto, haya votado a Ibarretxe, pero Patxi también está ahí.
Eso me dio una gran alegría, porque esa es la pregunta que se hicieron miles de nacionalistas esa noche. ¿Ser nacionalista es ser del PNV o de un partido nacionalista? ¿Patxi López puede defender con racionalidad también mis ideas junto con las suyas? Proporcionalmente la respuesta pudo ser 50% si, 50% no, o 40-60. Pero ahí había miles y miles de vascos y vascas planteándose lo que hasta ahora no todo el mundo se había planteado.
Llegaba la hora de comer. Mi Casa del Pueblo siempre tan atenta, con sus bocatas de tortilla y de jamón, para chupase los dedos. Yo si no me lo mandan, no me voy para casa ni me levanto. Pero Mariví, siempre tan atenta conmigo, desde que empecé en todo esto, me ofreció irme a tomar un café a la agrupación sobre las tres y media. Había tranquilidad, así que me fui.
Y ahí me encontré a Patxi López, con tranquilidad tensa, con nerviosismo tranquilo, con relativa calma pero cosquilleo. Tomamos el café unos cuantos amigos, los Joaquín, Eider, Alex, Bego, Patxi, Alain y alguno mas. Patxi se había hecho toda la ruta de la margen izquierda después de votar en Miribilla, y Bego se había hecho todo Bilbao. Confesiones inconfesables en esa comida. Alegría e ilusión, pero mucha responsabilidad, ocurriese lo que ocurriese.
La tarde fue igual que la mañana, o incluso más. Llegó la hora de cerrar el colegio, y todavía hubo que esperar porque había gente que quería votar. Esa es la fiesta de una democracia que no cesa, que gusta, que alegra, que esperanza, que queremos compartir y que compartimos, que genera ilusión y participación, que integra, que funciona, que es para sentirnos orgullosos.
Y tocó recuento. Como siempre desde que soy interventor, mi mesa gana. En el colegio también. Pero este año había habido una paliza de más de 100 votos de diferencia en mi mesa. Algo inaudito. Mi madre la que estamos a punto e liar. Vamos para la agrupación pero ya. En la agrupación primeros resultados y la gran sorpresa: no iba a ser tan fácil como parecía. Los partidos minoritarios se hunden, y eso provoca que el PNV remonte lo que estaba perdiendo de votos con nosotros. Sorpresa y bajón, mientras comíamos los pinchos habituales tras una jornada maratoniana. La diferencia era en ese momento de siete escaños. Estábamos con los ojos como platos.
Había que bajar al cuartel general. En Bilbao, la gente estaba nerviosa, tensa, porque uno arriba, uno abajo podía cambiar el destino de esta tierra que tanto amamos, a pesar de que algunos se contenten con creerse que no y ponerlo en duda.
Resultados finales, todo el mundo contento porque nos daba el resultado. Todo el mundo contento porque encima podíamos tener uno mas. Pero tengo que reconocer, que yo no estaba contento, y me daba cuenta que era el único. Las encuestas de una semana anterior, habían introducido el miedo en la sociedad mas nacionalista, y habían hecho votar por PNV, hasta tal punto que la diferencia era de 5-6 escaños. ¿Qué iba a pasar? Por un momento pensé que no nos atrevíamos.
Y en esto entró Patxi. Los medios de comunicación empujaban, eran cientos en una sala en la que ya éramos cientos, como nunca habíamos sido. Había gente que volvía después de años, alguna con buenos propósitos y otra que mejor me guardaré lo que pienso, salvo un pequeño ¿y tú donde habías estado hasta hoy?
Y entonces Patxi pronunció esas palabras que se transformaron en maravillosas para todo el mundo que, triste como yo o contento, pero en cualquier caso con dudas compartidas, estábamos ansiosos por escuchar. “Me siento legitimado para ser lehendakari”. Con esa voz, ruda, profunda, a la vez dulce, radiofónica, sensual, persuasiva, cariñosa, sincera, pronunció una sencilla frase que hizo que a todos nos pareciese que todo había merecido la pena.
El discurso no se si fue largo o corto porque me obnubilé. Yo creo que todos, estábamos con una mezcla de estado de éxtasis y levitación. Pero entonces se despidió, y se despidió con sorpresa.
Porque entonces vi el video y lloré. Lloré porque había estado ahí y eso quedaba para siempre. Y lloré por el esfuerzo, y lloré por lo que me pesaba la espalda, de miles y miles de socialistas que no sólo nos habían ayudado a conseguir lo conseguido, sino los miles de socialistas que lo habían intentado en el franquismo para conseguir la democracia, y durante los 30 años de democracia, que lo habían intentado una y otra vez, incansable y democráticamente.
Lloré porque me acordé de los que no podían verlo, aquellos que habían luchado por sus ideales pero que la edad no les había perdonado, aquellos que la desgracia de los malditos nos los había arrebatado, simplemente por pensar diferente y no podrían disfrutar de ese momento.
Lloré porque nos lo merecíamos, lloré porque se lo merecía Euskadi, lloré por haber luchado tantos años contra los elementos, contra la violencia, contra la amenaza, contra el mirarnos mal, contra las faltas de respeto continuas por poner en duda nuestra labor, nuestro patriotismo, nuestra identificación con lo que somos, personas de esta tierra.
Lloré porque había llegado el momento. Lloré porque mi obligación era llorar. Lloré porque quedaba mucho camino por recorrer, pero era un camino ilusionante, apasionante, un camino que estaba deseoso por vivir, lloré porque había mucha gente que había trabajado mucho más que yo. Lloré porque he conocido a personas con una capacidad de trabajo impresionante. Lloré porque Euskadi iba a estar en buenas manos, sin que eso significase que había estado en malas manos, simplemente en manos diferentes que ya era hora de rotar.
Lloré porque la esperanza había sido hasta ahora un suspiro, incandescente, pero un suspiro, que por primera vez se convertía en una llama que encendía corazones, con ansias por recorrer un mismo camino.
Lloré de agradecimiento a quienes nos habían acompañado durante tanto tiempo. Lloré porque los malos momentos nos hicieron mas fuertes, las discusiones, los gritos, las impotencias, las planificaciones, lo que salió mal, había merecido la pena porque nos había hecho mas fuertes. Lloré por los buenos momentos, porque los malos ya sólo eran una anécdota y ahora realmente sólo sentía algo por los buenos.
Lloré porque llorábamos todos. Llorábamos porque lo habíamos conseguido. Llorábamos porque aunque este texto está escrito en primera persona, es seguramente una descripción de sentimientos que compartimos hace justo un año. Llorábamos porque uno no es más que alguien más de un equipo que consiguió llegar no al final de camino, sino al comienzo de otro viaje.
Ese viaje que es un homenaje, a todos los que alguna vez lo han compartido.
8 comentarios:
Tras lo de "Obama había ganado las elecciones de EEUU s(...), España había ganado la Eurocopa con un gran juego,..." ya pensaba que ibas a decir "...y yo creía que era posible ganar las elecciones.". Menos mal que al final te has contenido. O corregido. O ambas, quien sabe.
"Proporcionalmente la respuesta pudo ser 50% si, 50% no, o 40-60." Pues 80.000 votos de diferencia dejan claro que no, no pudo fue un 50%.
"Los partidos minoritarios se hunden, y eso provoca que el PNV remonte lo que estaba perdiendo de votos con nosotros." O al revés. ¿No?
"
Resultados finales, todo el mundo contento porque nos daba el resultado.". Deduzco que te refieres a que os daba el resultado de sumar PSE + PP. Es decir, que vosotros tampoco le creíais a López cuando prometía en campaña que no pactaría con el PP. Es más, es que ni siquera vosotros os creísteis que había ninguna voluntad por parte de López en negociar un gobierno de coalición con el PNV. Todo un paripé, al parecer.
"Con esa voz, ruda, profunda, a la vez dulce, radiofónica, sensual, persuasiva, cariñosa, sincera, pronunció una sencilla frase que hizo que a todos nos pareciese que todo había merecido la pena." ¿Eso ha sido un orgamo? ¿Ruda, profunda, sensual?
"Lloré porque nos lo merecíamos, lloré porque se lo merecía Euskadi, lloré por haber luchado tantos años contra los elementos, contra la violencia, contra la amenaza, contra el mirarnos mal, contra las faltas de respeto continuas por poner en duda nuestra labor, nuestro patriotismo, nuestra identificación con lo que somos, personas de esta tierra." Creeme, nadie se merece esto que estamos viviendo. Menos Euskadi. Y, por cierto, ya nadie pone esas cosas en duda. Ya hay certezas.
Acojonante. De verdad.
A lo que me refiero con el 40-60, es que al final perdisteis 60mil votos respecto a las anteriores elecciones y nosotros ganamos mas o menos eso. Te hablo de memoria.
Insisto, Patxi Lopez nunca dijo que no pactaría con el PP, dijo "nunca GOBERNARÉ con un PP en el monte y un PNV antzeko parecido". Primero que no gobierna con el PP, sino que existe un pacto legislativo. Y segundo que el PP de Basagoiti no es el PP de María San Gil ni de lejos. Y ojalá siga siendo así.
Y por último, simplemente decir que la única certeza es que eres un intolerante y un sectario. No es un insulto, acabas de confirmar que no pones en duda que no soy de esta tierra o que no la quiero, eso si que es un insulto porque no sabes lo que me puede joder y molestar, y como a mi a cualquiera. Puede que te haya entendido mal y si así es, mis disculpas, pero mientras tanto... me pareces un patriota de hojalata, que es capaz de decidir quien es buen patriota y quien no, quien es de esta tierra y quien no. bla bla bla
Lo bueno de internet, y también lo malo, es que guarda mucha información. Por ejemplo los resultados electorales.
Así, no se puede decir que el EAJ perdió 60.000 respecto a las anteriores elecciones. A lo sumo, vistos los datos, podrás decir que la suma EAJ - EA perdió 30.000. Que vienen a ser, esto sí, el 50% de lo que afirmas. Y a saber a quien achacar esa perdida.
Y el PSE no ganó más o menos 60.000 votos, sino menos de 45.000.
Mucho desfase matemático el tuyo. A saber por qué.
En cualquier caso, también pudiera ser que esos 43.000 votos ganados por el PSE lo fueran a costa de un PP (lo más cerca, visto lo visto, que tenéis) que perdió casi 65.000 votos. Pudiera ser.
Lo del pacto y el PP te lo puedes repetir hasta la saciedad. Todo el mundo sabe que Patxi dijo que no pactaría con el PP. Un PP que no ha cambiado ni un ápice su posición. Mantiene sus mismas reivindicaciones y exigencias (al menos a ellos no les puede tachar de incoherentes y volátiles). Y lo de María San Gil tiene su gracia, a tenor de la frase de Patxi que dice, cito textualmente, "Parecía que tras la marcha de María San Gil el PP quería reorientar su política y salir de ese extremo radical, pero estamos viendo que Antonio Basagoiti define su propuesta en base a descalificaciones y ocurrencias, y todas son en contra del PSE o del PNV." (Público 24/02/09)
Lo que te decía, que internet es una mina.
Y respecto al final, por supuesto que tengo la convicción de que vuestra labor (como tu dices) está siendo nefasta. Por supuesto que tengo la convicción de que tu patriotismo tiene un objeto diferente al mio (a no ser que me sorprendas diciéndome ahora que no te sientes español). Por supuesto que pongo en duda tu idenficación socialista (basta oír hablar de temas como las pensiones).
¿Te parece un insulto? Lo lamento, no es mi intención. En cualquier caso, plantear que con lo que propugnáis y hacéis, haya que creerse lo que decís, sí que es un insulto.
"Porque lo he dicho una y mil veces, que no vamos a buscar acuerdos con un partido popular que lo único que saben hacer en Euskadi es antinacionalismo y antisocialismo..."
http://www.youtube.com/watch?v=fzuQQ1jlbfk
Esta claro que algunos tienen la memoria tan corta como su palabra.
Patxi Lopez, 23 de febrero de 2009, Basauri.
"He dicho una y mil veces que no vamos a buscar acuerdos con un Partido Popular que sólo sabe hacer en Euskadi antinacionalismo y antisocialismo"
http://tinyurl.com/deto59
Alain, deja de tomar por tonto al personal. Dijo lo que dijo, y si quería decir otra cosa tuvo tiempo de sobra de rectificarlo. Habéis llegado al poder con mentiras, apechugad porque esto quedará indeleble en la memoria de este pueblo.
Mira Alain,me imagino que te acordaras de mi...estas son las cosas por las que yo insultaba al "señor" Javier Cruz y tu me censurabas:
http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100303/vizcaya/supremo-sentencia-edificio-lujo-20100303.html
Me imagino que con el tiempo irán saliendo muchas mas, porque en el pueblo todos las conocemos.
Vosotros premiais con altos cargos a un tipo que deberia estar en otros sitios...Y seguro que todavia os preguntais a que vino el varapalo de las municipales hace tres años. Espero que nunca volvais a gobernar este pueblo.
Por cierto, con lo del PP...deja de toma el pelo a la gente, por favor.
Cuanto menos, llama la atención que lo único que seas capaz de destacar sobre Patxi López sea lo siguiente: "Con esa voz, ruda, profunda, a la vez dulce, radiofónica, sensual, persuasiva, cariñosa, sincera, pronunció una sencilla frase que hizo que a todos nos pareciese que todo había merecido la pena".
No se te ha ocurrido nada más, ¿verdad? Te entiendo, a mí tampoco se me ocurriría. Bueno, perdón, se me ocurre una, su capacidad de síntesis: resumir un año con un par de canciones es, simplemente, alucinante.
No me esperaba otra respuesta que el silencio....al fin y al cabo, como se suele decir, el silencio es el argumento de aquellos que carecen de razon.
Pero lo digno hubiese sido una disculpa por la censura que sufrí por insultar a un mangante, a un miserable chorizo que ha destrozado mi pueblo, pelotazo tras pelotazo. Espero que algún día (no creo que mis ojos lo vean) se pudra en una cárcel. Suficiente seria con que le hubieseis destituido de los cargos que ocupa este "individuo", como hubiese hecho cualquier partido digno, pero me da que el psoe perdio la dignidad hace tiempo.
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