Recordé este monólogo del gran Luis Piedrahita (el rey de las cosas pequeñas). Desde que escuché este monólogo en El hormiguero, cada vez que se queda una última cosa en el plato... no puedo mas que reír y reír. Disfrutenlo:
Hoy quería hablar de un pequeño ser al que no se le trata con el respeto que se merece. La croqueta que queda, la de la vergüenza, la que nadie quiere.
Que le digo yo a mi madre ¿Para qué la haces? Haz las demás. Esa no. Es muy sencillo, cuando las tengas todas amasadas y las vayas a echar a la sarten… deja una fuera.
Porque esa croqueta lo pasa mal. Viendo como la gente escoge a sus compañeras y ella en el plato: “Cógeme a mi, Cógeme a mi, Cógeme a mi… ” Como cuando el recreo del colegio se elegían los equipos para jugar al fútbol. Que iban eligiendo a los buenos y al final quedába sólo un gordo todo humillado. Yo creo que la croqueta que queda tiene que estar acomplejada. Seguro que se mira a si misma y se pregunta:
-¿Seré gorda?
-No amiga croqueta. Si fueras gorda desaparecerías la primera.
Lo malo es que cuando queda una croqueta sola en el plato, mágicamente, a todo el mundo se le acaba el hambre a la vez. Nadie se atreve a dejar el plato vacío. La gente se siente como extinguiendo una especie endémica. Como si se estuvieran comiendo un lince ibérico o un orangután. Además eso sucede también a gran escala. Imaginemos una mesa grande con cinco platos de croquetas. Los comensales atacan como aves rapaces, pero cuando sólo queda una croqueta en cada plato… ¡A todo el mundo se le acaba el hambre a la vez!
Queda una croquetilla sola en cada plato. Hasta que de repente un especialista en logística del piscolabis, en un alarde de genialidad, coge las cinco croquetas y las junta en el mismo plato. Yo me pregunto ¿de que hablarán esas croquetas que se acaban de conocer?
-A ti tampoco te han cogido ¿no?
-Yo es que tengo un borde quemado.
Y es curioso, cuando están las cinco en el plato la gente vuelve a tener hambre. La gente vuelve a coger croquetas hasta que solo queda una. Y a esa croqueta que queda sí que le tiene que entrar una depresión atroz.
Se queda en el plato fría, con la barriga lisa. Te da la sensación de que si le das la vuelta con un palo va a tener bichos bola, y ciempiés, y miñocas debajo.
Esa croqueta está fría de miedo. La pobre sabe que sólo le cabe esperar el descuartizamiento. Cierto. Nadie se atreve a dejar el plato vacío y el próximo que pase por ahí con un tenedor dirá…
-Pues yo me voy a coger media.
Y otro.
-Pues yo la mitad de la mitad.
-Y yo la mitad del cuarto que queda.
-Y yo la mitad de la mitad de la mitad de la mitad
Creo que se ha llegado ya al átomo de la croqueta.
Por eso la próxima vez que veáis a la croqueta que queda miradla a la cara si sois capaces. Porque no es fácil. No hay nada más difícil que saber cual es la parte de delante y cual es la parte de atrás de una croqueta. Es imposible saber si una croqueta viene o va, sólo sabemos que está. Y que está triste. Entre otras razones porque una croqueta no puede jugar a la Wii.
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