Hablaba ayer con un buen compañero y mejor amigo, sobre la
bandera constitucional. ¿Por qué no la republicana?
Le decía, que Pedro Sánchez, en tanto en cuanto es candidato
a la presidencia del Gobierno, sólo puede representarle la bandera
constitucional porque lo que le dice a los españoles/as es "en esa bandera
os siento representados a todos/as, esa es la que representa el gobierno que
quiero liderar, el que represente a todas y todos/as", representa al que
solo la iza cuando gana la selección de basket, representa al republicano, al
monárquico, al que le pone simplemente por su símbolo, o incluso a quienes
legítimamente reniegan de ella, también les representa pues tienen, en lo que
ella significa una serie de derechos adquiridos que nos son comunes y de los
cuales no pueden renegar. No es la bandera por la bandera, no es la guerra de
banderas de nuestros padres y abuelos, es por lo que ella significa, que no es
patria porque sí, que no es nación que niegue otras nacionalidades, es
construcción de una sociedad que funciona, que convive, que progresa.
Mientras hablábamos, Pedro la volvía a izar, esta vez en
Cataluña, ni más ni menos. Esa es la oferta a los y las Catalanes, un país que
nos reconozca mejor a todos y a todas simbolizado en una bandera.
Una bandera
que hoy nos recuerda a una sociedad que durante más de 30 años ha funcionado,
pero también representa la oferta que los y las socialistas queremos hacer de
reinventar el pacto constitucional y con eso mejorar las herramientas de
convivencia.
A mi no me pone ninguna bandera. Me pone la selección de
basket, pero me pone mucho más un pacto que nos permita vivir en sociedad
heterogénea, con reconocimiento de las singularidades, con respeto, con visión
de futuro, que nos haga fuertes en un pacto de convivencia mayor que es Europa. Y me pone, que quien va a ser mi Presidente, lo tenga claro también.
Me pone bastante menos que cada vez que se iza una bandera
no se hable de lo bueno que representa, sino que se enarbole las diferencias de
lo que pretende representar sólo para unos pocos. Que se vuelva a enarbolar la
guerra de BANDERAS DE NUESTROS PADRES y abuelos (y madres y abuelas), con lo
que a ellos les costó construir una bandera cuyo significado represente tantos
éxitos.
Que se vuelva a enarbolar lo que nos separa, respecto a lo que nos une.
"Que si reconozco tu singularidad allí, te estoy dando un privilegio",
"que si no reconozco el 100% de lo que tu quieres, me estás negando un
derecho", y así, eternizamos el debate.
Entrar en las diferencias es complejo. Nunca olvidéis, que
mientras desde un lado izaban la bandera de nuestros padres, en el otro,
escribían las CARTAS DESDE IWO JIMA. Y por eso, en el fondo, lo sencillo,
debería ser trabajar por aquello que nos une, porque frente al discurso
mediático, el social, el mayoritario, quiere convivir. Y en esa oferta estamos.
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